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El temporal sumó una mancha más a una temporada sin esplendor

El temporal sumo una mancha mas a una temporada sin esplendor

Muchas localidades seguían ayer con cortes de luz por los daños provocados por los fuertes vientos; en Pinamar comenzaron a reparar los balnearios; en Mar del Plata hubo más de 200 reclamos por árboles caídos

PINAMAR.- Algunas de las lonas y hasta pedazos de las reposeras plásticas aparecieron a más de 200 metros de la orilla, del otro lado de la avenida del Mar, entre pastizales de un baldío y el techo de una casa de dos pisos que terminó con tejas arrancadas de raíz. Sobre la arena, los camastros volcados, las estructuras de carpas quebradas y los cestos plásticos para basura a espaldas del restaurante.

Una furia inédita la del temporal que anteayer cruzó estas playas, con vientos de hasta 100 kilómetros por hora que soplaron de manera sostenida durante buena parte de la jornada y dejaron daños en todo el frente de costa, desde árboles caídos hasta paradores destrozados.

El personal de Riviera Beach, el balneario que quedó en el camino de una tromba marina, intentaba ayer despejar la arena y comenzar a reconstruir instalaciones arrasadas. «Era todo nuevo y la mitad del equipamiento de playa quedó para desguace», dijo a LA NACION el concesionario del parador, Raúl Di Clemente, que además es el responsable de la obra que se realizó para esta flamante puesta involucrada en la primera etapa del plan de remodelación del frente de playa de Pinamar.

Aquí ayer todavía había sectores de la ciudad sin energía eléctrica, tal como acontecía en localidades de distritos vecinos. Se espera que a partir de hoy, con reparaciones de por medio, todos los hogares vuelvan a tener servicio normalizado. Autoridades de Cevige, la cooperativa distribuidora de energía eléctrica de Villa Gesell, reconocían daños sin antecedentes en 20 años. Cayeron más de 30 postes y siete estaciones transformadoras.

Sólo en Mar del Plata se reportaron más de 200 reclamos por árboles, ramas y postes caídos. En Pinamar y Villa Gesell, distritos dominados por zonas boscosas, el panorama era similar o peor.

Jorge Cirielli, turista de Palermo, hacía malabares ayer para salir de su pintoresca casa de España al 200, en Valeria del Mar. Un añoso pino de más de 15 metros se rindió ante los vientos y cayó sobre el parque, a un metro de la puerta de acceso y sin dañar un solo ladrillo ni su auto. «Me perdonó porque lo perdoné», dijo a LA NACION sobre el árbol que no quiso sacar cuando hace más de dos décadas diseñó su casa de veraneo. «Estaba en el aire», dijo al ver la raíz de tres metros de diámetro que no parecía tener mayor arraigo sobre el suelo arenoso.

Empleados municipales se repartían por el distrito para despejar calles cortadas, unas por plantas caídas y otras anegadas por la acumulación de agua, producto de casi 90 milímetros de lluvia. Dos policías que recorrían la calle Martín Pescador recogían patentes de autos, perdidas al cruzar por verdaderas lagunas que se formaron en las zonas más bajas.

Al margen de los árboles que hay para cortar y retirar, en todos los distritos afectados por el temporal queda pendiente un relevamiento porque otros quedaron reclinados y débiles, listos para ceder ante otro ventarrón intenso.

Es difícil que se repita a la brevedad algo similar a lo ocurrido este domingo. «En 26 años que trabajo en esta playa jamás vi que vientos de 100 kilómetros por hora soplen durante 10 horas corridas», dijo a LA NACION el guardavidas Fernando Espinach, de Riviera Beach.

Su compañero de puesto, Leopoldo Conde, es quien aparece en el video de las cámaras de seguridad, parado en la orilla cuando el tornado con origen en el mar avanza hacia tierra. «Sentí la arena que me pegaba en las pantorrillas y veía cómo todo empezaba a volar», relató. «Todo» es carpas, reposeras y camastros de madera que para moverlos se requiere la coincidencia de ocho a 10 personas. El viento los hizo rodar como pelotas inflables. Las reparaciones están en marcha. Un pasillo completo de carpas desapareció y el resto quedó con destrozos o daños menores. En el parador estaban seguros que hoy todas las instalaciones estarían listas como para atender a la clientela. «Todavía queda temporada, arrancamos de cero», indicó Di Clemente.

Los turistas, ya sin viento, pero sí ante garúas que por la mañana se repetían, salieron a caminar por el frente costero y constatar lo que el temporal provocó. La otra imagen fuerte se percibía en avenida Bunge y la costa: desapareció el enorme monumento metálico en la rotonda, derribado el domingo por las fuertes ráfagas.

Por Mar del Plata los problemas principales pasaban por la red eléctrica. Restaba reconectar a barrios periféricos, que poco a poco fueron recuperando servicio para acceder a luz y a la red de agua potable. Desde el municipio confirmaron que hubo 44 personas evacuadas. Atendidas por Defensa Civil, empezaron a regresar a sus casas a partir de ayer al mediodía.

La Nación.com

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